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We’ll always have Paris

Diciembre de 1941, aeropuerto de Casablanca[1][1]. Ilsa se niega a embarcar para Lisboa con Victor Lazlo, su marido, un héroe de la Resistencia. Rick Blaine, el sombrío americano que ella ama en secreto, le ordena hacer su deber y le susurra, como último argumento, “Siempre nos quedará París”.

Rick e Ilsa se dicen adiós en Casablanca pero se habían encontrado en París, el año anterior: los flashbacks añadidos postsincronización nos los muestran felices, en un descapotable, por los Campos Elíseos, unos meses antes de que las botas nazis pisoteen los adoquines de la más bella avenida del mundo. París, ciudad erótica, refinada y jovial ha sido atrapada por la historia. Incluso si, agazapada en la sombra de sus trazados y perspectivas elegantes, la resistencia se organiza, París es dolorosa.

“Siempre nos quedará…”: el París que invoca Rick en un murmullo es el de un paréntesis, entre un pasado feliz y una promesa. Una ciudad que no es más pero que podría ser de nuevo. París suspendida, imprevisible como sus enamorados, tiene el perfume de la mujer que no existe. Pero no está excluido que nos reencontremos allí.

Traduccion Carmen Cuñat

[1] Casablanca (1942) es un drama americano dirigido por Michael Curtiz con Humphery Bogart (Rick Blaine) e Ingrid Bergman (Ilsa)