Accueil » El París de Herculina que no existe

El París de Herculina que no existe

Marzo 1868, calle de la Escuela de Medicina en París: el doctor Régnier examina el cadáver de Abel Barbin. Concluyendo que se trata de un caso de hermafroditismo masculino, descubre un manuscrito al lado del desdichado suicida. El texto, trasmitido al influyente Ambroise Tardieu, será publicado con sus cuidados, el buen doctor que entendía alertar sobre los «errores de sexo» y sus consecuencias deplorables.

Los Recuerdos de Abel, nacido Herculina treinta años antes, testimonian del destino doloroso de la que vivió durante veintidós años como mujer entre las mujeres: criada con sus hermanas, se hace cargo de  la dirección de un pensionado de jóvenes a penas unos meses antes de los juicios del tribunal de St Jean d’Angély que rectifica su estado civil.

Pero en Paris, la gran ciudad anónima en la que él espera fundirse y empezar una nueva vida, Abel se marchita. La confusión que le había acompañado en otro momento se disipó en favor de la oficialización de su masculinidad dominante, pero dio paso a un dolor de existir que ni siquiera la escritura de sus Recuerdosconsigue apaciguar.

La confusión era la de Herculine, la mujer de nombre equívoco en el cruce del mito y de los géneros. El dolor es el de Abel perdido en París, en esa ciudad demasiado real para él, la de la mujer que no existe.