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¿Artificial?

“El lector se puede preguntar qué distinción hago entre la feminidad verdadera y la mascarada. De hecho, no pretendo que tal diferencia exista. Que la feminidad sea fundamental o superficial, es siempre la misma cosa”.

Riviere J., « La féminité en tant que mascarade ».

En el momento en que los debates que animan la sociedad marcan hasta qué punto la feminidad está constituida por figuras diversas y plurales, la afirmación de la psicoanalista inglesa continúa siendo magnífica. Al hacer equivaler feminidad y mascarada, Rivière indica que la primera  no está de entrada y que si, como dice Freud, la niña “se vuelve mujer”, esto no ocurre sin llevar la máscara. Lo que no transforma a la feminidad en superficial por ello, sino que la vuelve una construcción singular. La máscara de la feminidad es así una máscara de nada, encontrada en ese lugar vacío de la inexistencia de La mujer. Y si hay en esa máscara algo “artificial”, es en el sentido primero del término, es decir, lo que no es natural sino artesanal, fabricado. Joan Rivière ciertamente lo testimonió, puesto que sus palabras provienen de un caso construido por ella, el suyo propio, que maquilló para hacerlo público.