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Las mujeres, la lalengua y la serpiente, un trío de orygen

Es una práctica. Es una práctica que durará lo que durará, es una práctica de parloteo. Ningún parloteo está exento de riesgos. De entrada, la palabra “parloteo” implica algo. Lo que implica está suficientemente dicho por la palabra “parloteo”. Lo que quiere decir que no hay solo las frases, es decir, lo que llamamos proposiciones, que implican consecuencias, las palabras también. “Parloteo” coloca la palabra en el rango de babear[1]o de escupir al hablar. La reduce a la especie de salpicadura que se produce. Ahí está.”

Jacques Lacan,El momento de concluir.

En un artículo insuperable sobre el origen del lenguaje[2]François Rastier, lingüista, nos recuerda que este asunto está censurado desde hace mucho tiempo: “Es hacia 1870 que este rechazo ha adquirido un cariz institucional. La Sociedad de Lingüística de París, fundada en 1866, debe parte de su celebridad al artículo II de sus primeros estatutos:

art. 2 – La sociedad no admite ninguna comunicación relativa al origen del lenguaje, ni a la creación de un idioma universal.”[3]

Desde entonces el debate se ha reanudado, en particular con el mentalismo de Chomsky opuesto a las tesis conductistas de Skinner. En su obra de 1957 Estructuras Sintácticas, plantea que el lenguaje es ante todo una sintaxis de origen biológico e innato. Para él la gramática prima sobre el estudio de la estructura, de la forma, independientemente del sentido. Lo ilustra mediante un ejemplo famoso: Colorlessgreenideas sleep furiously, discutido por Lacan en su Seminario.

Lacan plantea en él, que la idea de significante se apoya esencialmente enlalenguade la sintaxis. A lo que añade: “En todo caso, lo que caracteriza a lalenguason los equívocos posibles, como ilustré con el equívoco de deux(dos)con d´eux(de ellos). Si se puede suponer algo en la historia, es que fue el conjunto de las mujeres el que engendró lo que he llamado lalengua, ante una lengua que se descomponía, el latín, para el caso, puesto que de esto se trataba en el origen de nuestras lenguas. Podemos preguntarnos por lo que pudo guiar a uno de los dos sexos hacia lo que llamaré la prótesis del equívoco, y que hizo que un conjunto de mujeres engendrara en cada caso lalengua.”[4]

¿No podríamos suponer que el equívoco hace aquí prótesis de la sintaxis en vías de disolución, cuando es tomada como núcleo y arquitectura de producción del sentido? Antoine Meillet apunta en El esbozo de una historia de la lengua latina[5],que al final del Imperio romano “la capa de personas cultas que practicaban la lengua latina era delgada”. Es mediante la cultura de las élites (¡más bien machos!) que se mantenían las formas gramaticales complejas heredadas del indoeuropeo. Servían para mantener un sentidoestable en una lengua esencial para la administración del Imperio, y por lo tanto probablemente prohibirían el equívoco a través de los efectos de la gramática. Al lado de esto, las clases poco cultivadas oponían la vida y la fuerza de la palabra, la de la calle, fuente de equívocos aptos para hacer fracasar el poder mediante juegos de lenguaje. A. Meillet añade que por este motivo, con el paso del tiempo: “la frase en romance común no tiene la articulación a la vez delicada y firme de la frase del latín antiguo; el latín vulgar se ha convertido en algo que los hombres más variopintos y los menos cultivados podían manejar, un instrumento cómodo, apto para todas las manos.”[6]

De esta forma, nacen las lenguas romances que se enriquecen de otras lenguas. Observadoras modernas, sociólogas, han podido confirmar que la lengua hablada común tiene un estatus particular en femenino, calificado con frecuencia de parloteo. Los hombres son aquí constitutivos de la norma del discurso, una de estas especialistas de la utilización social de la palabra añade: “En conflicto con esta norma el hablar femenino se inscribe en defecto, en negativo y en menos. Y se transparenta, en esas presentaciones del hablar femenino, una representación que el común de los mortales, sin tergiversar, llama parloteo”.[7]

Por un prejuicio, confirmado aquí por la observación, las mujeres son a menudo la fuente viva del parloteo, por otro lado, puesto también en relación con el balbuceo y el laleo. Este hecho es a veces relacionado con su poder por ser las pasadoras de la lengua materna. Ese parloteo femenino que sirve a menudo para discriminar a las mujeres es, a veces, asumido por ellas, como por ejemplo, las “charlatanas” de Marguerite Duras[8]. ¡Esto puede también llevar a las mujeres a la idea más radical de crear grupos de discusión sin hombres para recobrar un decir más femenino! Estos hechos de parloteo contrastan con la voluntad feminista de influir sobre la lengua manipulando únicamente las desinencias de género, es decir a través de la lengua inclusiva.

¿Cuál es el vínculo entonces entre el sentido, fálico, y el poco-sentido del parloteo de las mujeres que, a veces, coquetea sin tocarlo con el sin-sentido de lo real, incluso con el pie que mantienen en ese real que escapa a los hombres? ¿En qué resuena entonces un goce fuera de sentido que les sería propio? ¡Pero no sin el sentido! Pasando por los semblantes, el parloteo en femenino reinventa la lengua y reencuentra su origen en lo real de la no-relación haciéndoloex-sistirentre líneas. Esta no-relación puede ser percibida en efecto como el efecto del lenguaje (y del parloteo), ¡incluso ser la causa secreta del lenguaje! Lo que lo sitúa más allá del falo. En el transcurso de su “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, Lacan declara: “Yo, me sentiría bastante inclinado a creer que, contrariamente a lo que le resulta chocante a mucha gente, fueron más bien las mujeres las que inventaron el lenguaje. Por otra parte, el Génesis lo deja entender. Con la serpiente, ellas hablan – es decir, con el falo. Hablan todavía mucho más con el falo en la medida en que para ellas, es hetero. […] Contrariamente a lo que se cree, el falocentrismo es la mejor garantía de la mujer. […] La Virgen María con su pie sobre la cabeza de la serpiente, eso quiere decir que se sostiene en ella.”[9]

Adán habla en efecto la lengua de Eva, Lacan no se equivoca, no lo ha inventado y la serpiente también. Esta serpiente habla, camina y es “más astuta que todos los demás animales del campo” (Génesis 3:1). Es ella quien dice a Eva: “¿es verdad que Dios ha dicho que no podíais comer de ningún árbol del jardín?” (Génesis 3:1). ¡Se parece entonces a un hombre fálico! Dicho de otra forma, el falo puede estar del lado mujer, como aquel que ama a las mujeres (¡hetero!) pero también como lo que sirve de soporte a su decir, ¡como una especie de escabel de su palabra! Es necesario que el falo esté ahí como significante por excelencia para que una mujer puedaex-sistir, colocando el pie encima, aunque sea por el sesgo de su retoño. Para que ella pueda proseguir, a continuación, su acción en un parloteo que conserva del falo solo su “faunética” (fonética) – su función que es la de producir sentido y de-sentido no es útil, solo nos quedamos con el sonido – para producir los equívocos que hacen a la lalengua… En un artículo sobresaliente de l’Hebdo blognº 188 que me orientó, Françoise Tartavel citando a Antoni Vicens[10]señala: Antoni Vicens había hecho la hipótesis de que una lengua que se descompone tiene por efecto feminizar las relaciones humanas y producir una comunidad de goce, necesariamente fuera de la ley, ya que este “fuera-de-la-ley” es la condición de la creación. Sostiene que Lacan “considera a las mujeres, más exactamente el goce femenino, como el origen de la unidad de las lenguas.”[11]

Falta por saber qué se descompone antes: ¿el Imperio o la lengua? Y lo que puede renacer de esta descomposición…

Traducción: Carmen Cuñat en colaboración con Miriam Chorne

[1]NdT: en francés bavardage(parloteo) equivoca con baver(babear)

[2]Rastier F. “Del origen del leguaje a la emergencia del medio semiótico”,Marge linguistique, nº11, mayo 2006, en línea:http://www.Revue-texto.net/1996-2007/Inedits/Rastier/Rastier-Origine.pdf.

[3]Ibid.

[4]Lacan J., El Seminario, Libro23, El sínthome, Buenos Aires, Paidós, 2006, p.117.

[5]Meillet A., L´Ésquisse d’une histoire de la langue latine,Klincksieck, 2004.

[6]Meillet A., op. cit.,p. 273

[7]Aebischer V., Les femmes et le langage, Paris, PUF, 1985, p. 54.

[8]Duras M. y Gauthier X., Les parleuses, Paris, Minuit, 1974.

[9]Lacan J., « Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, Intervenciones y textos 2 , Buenos Aires, Manantial, 1957, p. 143.

[10]Vicens A., “Lacan un mode de jouissance”, in Brousse M.-H. (s/dir), La psychanalyse à l’épreuve de la guerre, Paris, Berg. 2015, p. 176-177

[11]https://www.hebdo-blog.fr/lacan-femmes-lalangue/